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El descubrimiento y la descripción de las lenguas de señas como lenguas naturales por parte de los lingüistas, las evaluaciones cognitivas globales que demostraron mejores resultados en los niñ@s Sordos hijos de padres Sordos y los escasos resultados escolares en la educación de los niñ@s Sordos, después de más de un siglo de implementación mundial de metodologías exclusivamente oralistas, ha conducido progresivamente al planteo de un cambio radical en la concepción de una pedagogía especial para las personas Sordas. Tal cambio, fundado en el progreso de los conocimientos lingüísticos, psicolingüísticos, neurosicológicos y cognitivos, implica una nueva concepción del niñ@ Sordo. Ya que tradicionalmente, los niñ@s sordos han sido catalogados como niñ@s discapacitados, cuya incapacidad para oír impone severas limitaciones en su capacidad para aprender. Sin embargo, existe otra forma de ver a estos niños: como una minoría lingüística comparable a otros nin@s hablantes no usuarios del español, con la diferencia de que la modalidad de recibir y transmitir su lengua es viso-gestual en lugar de auditivo-oral. Esta nueva definición socio-antropológica de la sordera, supone una visión de la persona Sorda como ser sociolingüístico diferente que lleva una nueva concepción filosófica y que, obviamente deriva en pensar alternativas pedagógicas distintas. Para tener una visión más clara empezaremos definiendo la educación de las personas Sordas reflexionando desde dos perspectivas:
1. La sordera Perspectiva Socio-Antropológica 1.1. La comunicación En un sentido amplio podemos definir la comunicación humana como “cualquier acto por el cual una persona da o recibe de otra información acerca de las necesidades personales, deseos, percepciones, conocimientos o estados efectivos. La comunicación puede ser intencional o no intencional, puede o no involucrar signos convencionales o no convencionales, puede tener formas lingüísticas o no lingüísticas y puede ocurrir a través del habla o de otras formas”¹. De esta manera no se hace difícil afirmar que el hombre contemporáneo vive en una permanente actividad comunicativa. Desde que amanece un individuo recibe información acerca del estado del tiempo por la nubosidad o el brillo del sol. En la calle se recibe múltiples informaciones a través de las señales de tránsito, las caras de los transeúntes, sus vestimentas, su comportamiento al ingreso al transporte público, etc. Igualmente ese individuo transmite a otros, mensajes consiente o inconscientemente a través de sus movimientos, miradas, ademanes, formas de vestir... Estas formas de comunicar y de recibir información también pueden ser percibidas e interpretadas por las personas que tienen una eficiencia auditiva, lo que significa que estas personas no tienen un problema de comunicación a este nivel. ¹National Joint Committee for the Communicative Needs of Persons Whit Severe Disabilities (1992)
Y asumimos que Las lenguas de señas son lenguas naturales porque, en muchos sentidos, presentan estructuras similares a las lenguas habladas. Los estudios iniciales, e incluso muchos recientes, han tratado de destacar estas semejanzas (y, al tiempo, de obviar las diferencias entre los dos sistemas) como un argumento para probar que las lenguas de señas de las personas Sordas¹ son lenguas iguales a las habladas. Esta actitud generalizada tiene un propósito muy sesgado ideológicamente²: si se prueba que su estructura es similar a la de las habladas, entonces las lenguas de señas pueden usarse en programas institucionales para la educación de los niñ@s Sordos.
Este último planteamiento se enmarca dentro de los esfuerzos que mucha gente hace por cambiar los esquemas pedagógicos tradicionales usados en las escuelas de Sordos de casi todo el mundo. Estos esquemas, de uso en la mayoría de países de América Latinas tienen como interés central la enseñanza de la lengua oral a los niños Sordos, obviando el hecho de que ésta no puede ser adquirida naturalmente por ellos (ni en su forma hablada ni en su forma escrita), y que si queremos garantizar a esos niños el desarrollo normal del pensamiento y el lenguaje, debemos ponerlos en contacto con una lengua de señas desde que son bebés (Skliar 1999; Johnson, Erting y Liddell 1989).
El que los sistemas educativos de todos los países garanticen a todos los niñ@s Sordos el contacto temprano con una lengua de señas, y con ello les permitan desarrollar normalmente su inteligencia, es un problema de derechos fundamentales del ser humano. Y los argumentos ofrecidos por los lingüistas han sido de los más contundentes en esa lucha por reivindicar el derecho de los niños Sordos al contacto temprano con una lengua de señas. Eso ha hecho que los estudios en lingüística de las lenguas de señas hayan sido propiciados, en la mayoría de países, por instituciones educativas o por asociaciones de Sordos, que recurren a lingüistas para que adelanten investigaciones cuyos resultados serán usados, principalmente, corno argumentos reivindicativos ante las autoridades que pueden influir sobre la vida de las comunidades de Sordos. De allí que la lingüística de las lenguas de señas sea un área de las ciencias del lenguaje cuyo público natural no son los lingüistas, sino los grupos de personas que trabajan directamente con la población Sorda.En este trabajo entenderemos por Sordo, a una persona cuyo nivel de pérdida auditiva la inhabilita para adquirir y usar naturalmente una lengua oral como primera lengua, por lo cual recurre a una lengua de señas para resolver sus necesidades lingüísticas. Esta definición es lingüística y no clínica (Jokinen 1999:106-9) ²Los educadores de sordos participantes en el “tristemente célebre’ Congreso de Milán (1880) decretaron la prohibición del uso de la lenguas de señas en la educación de las personas sordas (Sánchez 1990). Eso tuvo el efecto de silenciar las investigaciones científicas sobre los sordos como individuos que tendían a desarrollar culturas propias (Stokoe 1978:ii). Cuando en nuestro siglo, debido a presiones de los movimientos en defensa a los derechos humanos, se retoman las ideas de los modelos educativos bilingües para sordos, vuelven a resurgir los estudios científicos acerca de los sordos, sus lenguas y sus culturas (Beharea 1997). De allí el sesgo ideológico
1. Lenguas de señas, códigos señados caseros y códigos señados colectivos restringidos En el territorio ecuatoriano existen variedades distintas de la lengua de señas. Actualmente se hace un esfuerzo por realizar estudios mas profundos acerca de Ahora bien ¿de dónde proviene Para que una lengua de señas se desarrolle es necesario que varias generaciones sucesivas de personas Sordas puedan reunirse de manera constante en un mismo lugar. Como estadísticamente el número de personas sordas es muy bajo en relación con el total de la población es necesario suponer que sólo en ciudades que reúnan algunos centenares de miles de habitantes podrían coincidir suficientes personas Sordas en las condiciones que se señalaron antes, para que surgiera una lengua de señas. Ciudades de ese tipo son frecuentes, en el mundo occidental, solamente a partir de finales de Pero entonces ¿qué significarían las menciones antiguas a los Sordos y su sistema de comunicación gestual? La opinión es que serían sistemas señados rudimentarios de comunicación pero no lenguas de señas. Hay que diferenciar entre lo que son las lenguas de señas, sistemas complejos de comunicación desarrollados a lo largo del tiempo por una comunidad de personas, y lo que se designa aquí “códigos señados casero? y “códigos señados colectivos restringidos”. Cuando un grupo de personas que no tienen una lengua en común se ven en la necesidad de comunicarse, y están en una situación que les ofrezca tiempo para ello intentarán resolver su problema de varios modos: así, por ejemplo, si cada una de las personas que conforman el grupo tiene ya una lengua propia, la situación puede encargarse de imponer la lengua del más poderoso o influyentes que todos los demás deben aprender, para resolver el problema. Pero si ninguno de los miembros del grupo tiene suficiente ascendencia sobre los otros para imponer el uso de su propia lengua, lo más probable es que recurran a la invención de un sistema nuevo, que será formado a partir de elementos de cada una de las lenguas que ya tienen. El nuevo sistema estará constituido así por fragmentos de varias lenguas. El resultado es lo que en lingüística se llama un pidgin, una clase de sistema de comunicación que ha surgido en lugares donde gente de idiomas distintos ha tenido que comerciar o trabajar junta Un pidgin no llega a ser una lengua, ya que no tiene unidad gramatical ni de pronunciación; su repertorio de formas, además es limitado, porque se utiliza únicamente para resolver las situaciones de comunicación que las personas que lo crearon estaban en necesidad de resolver. Un pidgin puede existir por mucho tiempo, tanto como dure la situación que lo originó. Y a lo largo de ese tiempo puede permanecer esencialmente inalterado. Pero si una generación de niñ@s crece con ese pidgin como sistema de comunicación, las dinámicas biológicas y lingüísticas de la adquisición y el desarrollo del lenguaje harán que el pidgin se convierta a la postre en una lengua, que se conoce como un criollo (Bickerton 1981, 1984; Senghas 1995). Las lenguas híbridas que se hablan hoy en muchas de las islas del caribe o el pacífico (San Andrés, Curazao, Bonaire, Aruba, Haití) tuvieron ese origen. Si las personas que están en una situación similar son Sordas las cosas ocurrirán de ese modo, con algunos matices; Puede pasar que se trate de un niño sordo que nace en un colectivo de gente oyente. El niñ@ sordo no puede aprender la lengua hablada (alo sumo puede aprender a identificar algunas palabras, observando los labios de quienes le hablan), por lo que tanto esa persona como quienes lo rodean recurren a crear un sistema híbrido que combina movimientos labiales, expresividad exagerada y señas manuales de invención propia. Ese sistema, muy rudimentario, permitirá resolver las situaciones comunicativas básicas del grupo con la persona Sorda. Este tipo de sistema no es una lengua. En rigor tampoco es un pidgin, porque no todas las personas que participan en el proceso tienen una lengua propia (en tal caso, el sordo no tiene ninguna). Es lo que se llamas un “código casero de señas”. Esta clase de código sólo es usado por grupos pequeños de personas (usualmente los familiares y los vecinos de la persona Sorda), y suele desaparecer con la persona Sorda; supongamos ahora una situación en la que no tenemos una única persona Sorda, sino varias. Es lo que puede pasar en una ciudad de regulares proporciones, en las que estadísticamente haya posibilidad de que nazcan varios niños sordos por generación (o en un poblado pequeño en el que haya un gen de sordera que produzca más nacimientos de sordos que los que están previstos) (cfr. Branson et al 1996; Ferreira-Brito 1984). Esas varias personas Sordas están también en la situación de no tener una lengua propia, pero están rodeadas de elementos visuales significativos (los gestos de las personas oyentes, sus movimientos labiales al hablar -que para los Sordos son gestos visuales), y a partir de ellos comienzan a formar un código de comunicación con las manos y las expresiones faciales y corporales. Ese código llegara a ser más complejo que el casero, puesto que será enriquecido con la acumulación progresiva de experiencias en una gran variedad de situaciones comunicativas. Un sistema como ese es un “código señado colectivo restringido”. No es aun una lengua, a pesar de su relativa complejidad. Este código se asemeja, por varias características, a un pidgin. El surgimiento de una lengua de señas a partir de tales sistemas es algo que se verificaría progresivamente, en la medida en que varias generaciones sucesivas de niñ@s los fueran utilizando para desarrollar su lenguaje, en un proceso equivalente, en buena medida, a la criollización de los pidgins que se ha referido (cfr. Senghas 1995). Origen de los estudios en lingüística de las lenguas de señas Al igual que ha acontecido con muchas otras disciplinas, los estudios lingüísticos han conocido en los últimos cien años el desarrollo más grande de su historia, que data de varios milenios atrás. Las teorías y métodos estructuralistas, que establecían procedimientos de análisis para develar el modo en que se organizaban y funcionaban las lenguas, se aplicaron por primera vez a los sistemas lingüísticos de las personas Sordas en 1960, cuando William C. Stokoe, un profesor de lo que hoy es Como se muestra, la palabra española “gasa” puede ser analizada en cuatro componentes más pequeños, los “segmentos” (son las letras de la escritura, o los sonidos del habla). Estas unidades. [g, a, s, a]. se presentan de manera secuencial, sucesiva, en la cadena del discurso: para que se pueda comenzar a emitir una de ellas, la producción de la inmediatamente anterior debe estar terminando. Cada una ocupa el canal completamente cuando se realiza. Cada uno de los segmentos es a su vez un compuesto, formado por la conjunción de al menos cuatro componentes: los que se designan como “lugar” (que establece en qué parte del canal vocal se concentro la tensión que define al segmento); “modo (que establece la manera en la que el canal vocal deja salir el aire que proviene de los pulmones); “cuerdas vocales” (que informa si las cuerdas vocales vibran o no cuando el aire sale), y “canal de salida” del aire (que en ciertos sonidos es la boca y en otros, las fosas nasales). El segmento inicial [g],por ejemplo, se produce con un contacto del dorso de la lengua contra el velo del paladar (de allí que sea “velo” el lugar). El contacto es tal que el canal se cierra por un instante. De allí que se defina un modo “cerrado”. Las cuerdas vocales vibran, permanecen activas, durante esta operación. Y por último, el aire sale por la boca. Si modificáramos algún rasgo, por ejemplo el relativo a la actividad de las cuerdas vocales, y asignáramos “inactivas” al segmento [g], el resultado sería una palabra distinta: “gasa”
“casa”
Las señas de las lenguas de las Personas Sordas pueden asimismo ser descompuestas en segmentos, unidades menores sin significado, que también se presentan sucesivamente en la cadena del discurso. Para presentar ahora de modo sencillo el análisis, se dicé que los segmentos de las señas son de dos clases: “detenciones” y “movimientos”. Una detención es un momento dentro de la seña en el cual la mano no cambia de forma, de posición ni de 1ugai y permanece así suficiente tiempo como para que el cerebro pueda percibirlo como un momento de inactividad. Pero si la mano cambia alguno de los rasgos que acabo de nombrar, ya se mueva a un sitio distinto, ya cambie su forma o su posición, lo que el cerebro percibe como un período de actividad, entonces tendremos un segmento de movimiento, que se extenderá hasta que la mano cambie nuevamente alguno de esos rasgos o se detenga. Todas las señas se componen por secuencias de detenciones y movimientos, y las detenciones y los movimientos están compuestos, a su vez, por rasgos que concurren en ellos de modo simultáneo. Consideremos cómo funciona esto con el análisis segmental de la seña en LSEc que se puede traducir con el verbo español “respetar”: RESPETAR
Como muestran los ejemplos escogidos, el funcionamiento de una lengua hablada y de una lengua de señas es bastante similar en el nivel segmental. Esa comprobación, que hizo Stokoe hace ya cuarenta años, fue el inicio de la descripción lingüística de las lenguas de señas (cfr. Stokoe 1978; Bchares 1997), A partir de entonces, y especialmente en la década de los 70. Comenzaron programas de descripción de las lenguas de señas nativas en varios países europeos. América Latina se sumo a ese movimiento a principios de los 80. Hoy son varias las universidades que ofrecen programas doctorales en lingüística de las lenguas de señas, y es abundante la literatura especializada que se produce anualmente en el área. En el segmento “Movimiento” se tendría que especificar también los rasgos de configuración manual, locación y orientación, lo que correspondería a indicar dos voces cada rasgo, para ilustrar la forma, ubicación y posición de la mano en los momentos inicial y final de la actividad. Pero debido a que esa información es idéntica a la que se muestra en los segmentos de detención que preceden y suceden al movimiento, no se repiten los datos en este último (cfr Liddell y Johnson 1989). |
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